Love being exposed and pleasing my Master: With Daddy @Exposed_Happy @daddy556712 @al28xxx @DaddyAndSonXXX @HunterOso91 @depravado_gay @bears80k pic.twitter.com/rYwMpJSYj3
— ExposedEmmanuel (@ExposedEmmanuel) January 28, 2019
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Por un lado, el gozo que produce la estimulación del punto P (la zona del clímax masculino). Por otro, la excitación que producen muchos hombres el ser penetrado por una mujer. Un orgasmo mental que sería de ida y vuelta dado que muchas de ellas también lo sentirían en sus carnes pic.twitter.com/lynz2emtDp
— Carlos Madrid (@carlosfraile88) 26 de enero de 2019
Mis padres me pusieron nombre de superhéroe para que no me pegasen en el cole... me llevé hostias de las buenas.
Madrid (la,la,la,tina)
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Saludos desde Toledo a todos los ruteros del #chatcamionerosYA PASÓ EL BABOSEO AMOROSO DEL ARBOLITO
Y ENTRAMOS EN UNA ETAPA... DIRIAMOS POST-COITAL... NO?
EL ROTO NOS ALERTA DE LA MALA EDUCACIÓN DE NUESTROS PEQUEÑAJOS DESTINADOS A SER POLIROBITS O CHUNGOROBITS.
SIN SONRISA. MAS BIEN CON UNA MUECA.
David Roldan Toledo
Dogging: Exhibicionismo, voyeurismo y mucho sexo Tortuga Chechuaaal. De la mano de los británicos nos llega lo último en sexo: el “Dogging”. Una mezcla de voyeurismo, exhibicionismo y “swinging”. ¿Quieres saber en qué consiste? Quien piense que en temas sexuales está todo inventado está muy equivocado. Los británicos, bajo el nombre de “Dogging”, nos acercan a una nueva forma de practicar sexo sólo apta para los ávidos de emociones fuertes, pues esta práctica es un cóctel formado por unos ingredientes muy explosivos:
Dogging: Exhibicionismo, voyeurismo y mucho sexo Tortuga Chechuaaal. De la mano de los británicos nos llega lo último en sexo: el “Dogging”. Una mezcla de voyeurismo, exhibicionismo y “swinging”. ¿Quieres saber en qué consiste? Quien piense que en temas sexuales está todo inventado está muy equivocado. Los británicos, bajo el nombre de “Dogging”, nos acercan a una nueva forma de practicar sexo sólo apta para los ávidos de emociones fuertes, pues esta práctica es un cóctel formado por unos ingredientes muy explosivos:
Sexo al aire libre:
el escenario se sitúa en torno a parques, merenderos y aparcamientos.
Generalmente se practica dentro de los coches, pero también son muy
utilizadas las mesas de las áreas de descanso.
Voyeurismo,
exhibicionismo y swinging: los participantes son exhibicionistas que
practican sexo consentido ante los voyeur, los cuales pueden llegar a
participar a modo de “swinger” (si existe intercambio de parejas) o a
título individual.
Nuevas
tecnologías: los foros de Internet, mensajes a móviles o e-mails, son
los medios para organizar y enterarse de la sesiones. Parejas hetero- /
homo- y bisexuales en busca de aventura.
Aunque
el término “dogging” se originó en los años 70 en el Reino Unido para
describir a los hombres que espiaban a las parejas que tenían sexo al
aire libre, no ha sido hasta ahora cuando ha adquirido connotaciones de
tipo organizativo. Según estudiosos de este movimiento, el 60 por ciento
de parques naturales británicos se encuentran afectados por este
fenómeno. Se calcula que existen 20.000 personas registradas en el Reino
Unido que forman parte de estos grupos. Además, existen datos que
demuestran que su práctica se ha extendido por Alemania, Francia,
Bélgica, Italia e Irlanda y está creciendo como la espuma en EEUU y
Canadá. También, aunque tímidamente, comienza a verse en nuestro país.
¿El perfil del “dogger”? Suelen ser parejas heterosexuales en busca de
aventura, con edades comprendidas entre los 30 y los 50; mientras los
voyeur suelen ser hombres maduros, de clase media y muchos de ellos
casados. Aunque se ha encontrado a señores de 70 años en este tipo de
sesiones. Así que si tu pareja se empeña en sacar a pasear al perro a
horas intempestivas, sobre todo si no tenéis perro, ¡cuidado! Es la
excusa más habitual entre los exhibicionistas con pareja, de ahí el
término ‘dogging’.
Cómo
se organizan... La tecnología se convierte en el vehículo principal
para organizar las sesiones. El primer contacto se realiza a través de foros abiertos en Internet
exclusivamente con este objetivo. Cuando fecha y lugar están cerrados,
el e-mail y los mensajes a través del móvil se convierten en los grandes
protagonistas. A través de ellos se comunican cambios de última hora e
incluso se intercambian fotos de personas y lugares donde se va a
producir el encuentro. Una vez localizada una reunión, siempre hay que
tener en cuenta a quién se cita para asistir. Es un error mandar de
forma indiscriminada un mailing convocando a todos los conocidos. Hay
que realizar una selección en función del tipo de reunión, puesto que
muchas se han suspendido por ‘exceso de público’ masculino y escasas
parejas de “doggers”. También ha habido casos en que las reuniones no
han coincidido con los gustos sexuales del participante (“hetero”,
“homo” o “bi”), por eso es fundamental informarse del tipo de sesión
para evitar sorpresas desagradables. Cuando ya se conoce a gente dentro
de este mundo, es habitual intercambiar ‘tarjetas de visita’ para
formalizar sucesivos encuentros de forma más íntima, sobre todo cuando
ambas partes han quedado satisfechas por los servicios mutuamente
prestados. Existe otro tipo de ‘cancaneo’
(apelativo con el que también se denomina esta práctica en nuestro
país), llamado “dogging virtual”. A través de los teléfonos móviles con
cámara u otro tipo de dispositivos de similares características se hace
partícipes visualmente de las sesiones a personas que físicamente no
pueden estar allí. Este tipo de “dogging”, capaz de traspasar fronteras,
limita la participación al voyeurismo aunque, aseguran, ser igual de
excitante y menos arriesgado. La señales del ‘dogger’Cuando el sexo es
practicado dentro de los coches, los “doggers” tienen sus propios
códigos de señales, que determinan la forma de participación de los
exhibicionistas: pasiva o activamente. Juegos de luces: Encender las luces, interiores y/o exteriores de forma intermitente: significa, básicamente, que son “doggers”. Dejar la luz interna encendida: desean ser observados. Ventanas y puertas: Dejar entreabierta la ventana del coche: está permitido mirar e incluso tocar. Abrir la puerta del vehículo: se permite participar. También pueden ser invitados de forma verbal.
La
seguridad El “dogging” no sólo es diversión y juegos. La policía de
Gran Bretaña señala el incremento de asaltos, violaciones, robos y
chantajes como consecuencia de esta práctica sexual. Por ello, los
“doggers” ofrecen una serie de consejos para mantener la integridad
física y el anonimato después de estas reuniones. A saber:
1.
Antes de llegar a una reunión se deben guardar todos los objetos de
valor en un lugar seguro. Mucho mejor si no se acude con ellos a las
sesiones.
2. Se debe evitar tener a disposición de gente desconocidas agendas o teléfonos donde se les pueda de alguna manera localizar.
3.
De vuelta a casa, cerciorarse de no tomar la ruta directa, por si acaso
algún oportunista decide seguirnos. Lo mejor es dar un rodeo.
10
Reglas de oro para ser un buen ‘dogger’ Existen una normas básicas de
comportamiento del ‘perfecto dogger’. Con ellas, afirman, el éxito está
casi asegurado.
1.
Ir preparado para el sexo seguro. A esta práctica se le ha atribuido el
aumento de enfermedades de transmisión sexual, en zonas donde se han
detectado un mayor número de doggers, además de un incremento de
embarazos no deseados. Por ello, hay que acudir a estos encuentros
siempre con condón. También son aconsejables el uso de toallitas
húmedas, para mantener la higiene.
2. Mantenerse fuera de la vista de niños y transeúntes ajenos.
3. No bloquear la vista del vecino. Siempre tendrá prioridad el primero en llegar.
4.
Limitarse a mirar hasta ser invitado. Para ello se necesita el permiso
explícito verbal (o a través de las señales) de los implicados. Nunca
hay que insistir en participar en algo a lo que no ha sido invitado: un
NO es un NO.
5. La presencia cuenta. La buena presencia es muy importante para tener éxito en este tipo de reuniones.
6. Honrar el anonimato del vecino. Un “dogger” nunca chantajea ni compromete la intimidad de sus colegas.
7.
Respetar la propiedad pública y privada. Un “dogger” no es un vándalo,
por lo tanto hay que cuidar los parques naturales y los parkings donde
se produzcan los encuentros. Además, hay que limpiar todo lo que se
ensucie después del encuentro: condones usados, restos de ropa o
cualquier material desechable, se eliminará a las papeleras.
8.
Un buen “dogger” respeta las leyes de tráfico tanto en carretera como
en el aparcamiento. No se permiten comportamientos imprudentes con los
vehículos y el aparcamiento se realizará siempre con el freno de mano
puesto.
9.
Todos los participantes acudirán de forma voluntaria. Es importante
denunciar en los “foros dogger” casos en los que haya coacción para
practicar el “dogging”.
10.
Hay que tener cuidado con las leyes de cada país. Cada país mantiene
sus propias leyes en lo que se refiere a practicar el sexo al aire
libre. Es importante tenerlas en cuenta si no se quiere acabar en una
comisaría acusado de escándalo público.Avance de lo que está por venir:
el “toothing”Los británicos, aburridos ya del “dogging”, han inventado
otra nueva forma de mantener contactos sexuales: el “toothing”. Esta
práctica combina el “bluetooth” y el sexo casual.El escenario son
lugares públicos (trenes, aeropuertos, bares...) y los protagonistas,
personas con ganas de tener sexo casual. Se comunican a través de
teléfonos móviles y PDAs con conexión “bluetooth”.Aunque
las posibilidades de encontrar a gente con conexión “bluetooth” y
dispuestas al “quickie” parecen remotas, ya existen miles de “toothers”
por trenes y aeropuertos de diferentes ciudades. Incluso existen foros y “blogs” sobre este tema. Y es que no hay nada como llegar con una buena sonrisa al trabajo...
5 comentarios:
Si el espacio público ha sido y sigue siendo heterosexual en todas sus
expresiones, dimensiones y dispositivos, nuestra subcultura gay ha tenido
que homosexualizar enclaves robados a la heteronormatividad,
transformándolos en un territorio temporalmente propio, en un espacio
de disidencia solamente percibido y usado por un grupo de iniciados.
La mayoría de los ciudadanos y ciudadanas que transitan por estos
enclaves los perciben como no lugares, espacios del anonimato y la
transitoriedad. Sin embargo, nosotros hemos hecho de estos sitios de
tránsito verdaderos lugares antropológicos en los que la subjetividad se
identifica, espacios en donde nos follamos y nos corremos. Así, hemos
podido transformar una topografía heterosexual en una
homotopografía, en la que sólo un grupo de entendidos puede
orientarse y leer en un mapa nuestra particular distribución del territorio.
Estos lugares de encuentro tienen la función de reforzar el hecho
identitario homosexual, utilizando estrategias en las que la subjetividad
se apropia del espacio público, superponiéndose a lo que está preestablecido
y previsto.
La mayoría de estudios que relacionan la sexualidad y el espacio
público enfocan sus objetivos espaciales en el ámbito urbano, siendo
muy pocos los que han investigado los usos de los espacios públicos
rurales o de las periferias de las ciudades, en relación a la sexualidad,
pero no como categoría que configura el lugar, sino como lugares para
follar. En nuestro trabajo hemos dejado de lado el estudio de los lugares
de encuentro entre hombres que se dan en el seno de las ciudades,
pero sí hemos incluido las zonas periurbanas, ya que éstas no son usadas solamente por los hombres homosexuales que viven en las ciudades sino, también, por aquellos que residen en las áreas metropolitanas. Este trabajo no se centra únicamente en los espacios, sino en quiénes los usan y cómo los usan.
Y en Alicante, no hay cruising de camioneros?
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