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Cuando Fesser subió por primera vez al escenario, a recoger el Goya de Mejor Guión Original, apuntó que se trataba de una historia en busca de la verdad, que "indagando en la realidad" halló "decenas de testimonios de gente maravillosa atrapada injustamente en una institución llamada Opus Dei" y al recoger el de mejor dirección reconoció que no estaba ahí "por ser muy listo sino por tener mucha suerte" y rodearse de los mejores.
Siete soldados y una mujer que les acompañaba y que era la viuda del que fuera alcalde de Piloña, Laureano Argüelles Felgueroso asesinado por los falangistas en julio de 1938. Puesto que su marido había sido asesinado, Oliva Faza Castillo se unió a los soldados que huían de la zona oriental hacia el centro de Asturias, que le advirtieron de qué modo había muerto su marido. Ante tan funesta noticia, Oliva Faza buscó salvarse huyendo con los soldados que se acercaban a la zona minera de San Martín del Rey Aurelio, tras dejas atrás Bimenes. Delatados por un falangista de la zona y, tras instarles a salir con falsa promesa de que nada les pasaría, una vez que lo hicieron, tras haberles dado un trozo de pan y una onza de chocolate a cada uno, cuando se encontraban sentados sobre unas piezas de madera, fueron acribillados de varias ráfagas de ametralladora. Después los falangistas, se fueron camino abajo, cantando el Cara al sol, según el testimonio de una vecina.
Las tropas de general Franco entraron en Barcelona. Unos días después, el 9 de febrero, "próxima la total liberación de España", Franco firmó en Burgos la Ley de Responsabilidades Políticas, el primer asalto de la violencia vengadora sobre la que se asentó la Dictadura.
La ley declaraba "la responsabilidad política de las personas, tanto jurídicas como físicas" que, desde el 1 de octubre de 1934, "contribuyeron a crear o agravar la subversión de todo orden de que se hizo víctima a España", y las que, a partir del 18 de julio de 1936, "se hayan opuesto o se opongan al Movimiento Nacional con actos concretos o con pasividad grave".
La ley marcaba así el círculo de autoridades poderoso y omnipresente, de ilimitado poder coercitivo y administrativo, que iba a controlar durante los largos años de la paz de Franco haciendas y vidas de los ciudadanos: el alcalde, que era además jefe local del Movimiento, el comandante de puesto de la Guardia Civil y el párroco, una triada de dominio político, militar y religioso.La Ley de Responsabilidades Políticas brindó la oportunidad a la Iglesia católica, por medio de los párrocos, de convertirse en una agencia de investigación parapolicial. No era suficiente con que la Iglesia, colmada de privilegios con la victoria, recuperara su papel de guardián de la buena moral y de las buenas costumbres.
Los
párrocos se convirtieron, gracias a esa ley, en investigadores públicos
del pasado de todo vecino sospechoso de haber "subvertido el orden" y,
por supuesto, de haber "atacado a la Iglesia", acusaciones bajo las que
podían implicar a los supuestos responsables y a toda su familia. Con
sus informes, aprobaron el exterminio legal organizado por los
vencedores y se involucraron hasta la médula en la red de sentimientos
de venganza, envidias, odios y enemistades que envolvió la vida
cotidiana de esas pequeñas comunidades rurales en la posguerra.
2 comentarios:
Camino es una película maravillosa, magistral y terrible. Y Fesser es un genio. Me alegro infinito de sus 6 goyas, que pocos son, porque para empezar, Mariano Venancio no fue ni nominado... y está perfecto.
Si no la habeis visto aún, teneis que verla. Eso sí, preparad kleenex y haceros el cuerpo para tragar rabia contenida.
Me gustaría felicitar a Javier Fesser con tres besazos, por supuesto el tercero en... "el corazón", jejeje, ¿dónde pensabais que me refería???.
Siempre recuerdo aquella peli de "los Petinto"
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