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16/6/21

la Guardia Suiza 💬 #windtalkers

Suiza me trae siempre buenos recuerdos
Un antiguo jefe de la Guardia Suiza, la fuerza encargada de proteger al Papa desde el siglo XV, afirmó que según su experiencia no es descabellado suponer que exista “una red de homosexuales” dentro de la Santa Sede. 
Elmar Mäder de 50 años fue comandante de la Guardia Suiza de 2001 al 2008, por lo que su experiencia le permite afirmar que “un ambiente de trabajo donde la gran mayoría de los hombres son solteros atrae per se a los homosexuales, ya sea que lo busquen conscientemente o sigan inconscientemente su deseo. La Curia Romana [órgano burocrático del Vaticano] es exactamente este tipo de ambiente.” Las declaraciones fueron hechas al periódico suizo Schweiz am Sonntag, el cual publicó a principios del mes las acusaciones de un guardia que dijo haber sido presa de “peticiones sexuales sin ambigüedad” por parte de un clérigo. Según el guardia, mientras cenaba con un clérigo en un restaurante de Roma, se le informó que él “sería el postre.”
Aunque Mäder no condena la homosexualidad (afirmando que los gays deben ser “aceptados con respeto, compasión y sensibilidad”), sí cree que la existencia de relaciones homosexuales entre miembros de la Guardia Suiza y del Vaticano mismo podrían representar un riesgo de seguridad, “pues el riesgo de deslealtad podría ser muy alto.” Mäder opina que “muchos homosexuales se inclinan a ser más leales entre ellos mismos que a otras personas o instituciones. Si esta lealtad fuera tan lejos como para convertirse en una red o incluso algún tipo de sociedad secreta, yo no lo toleraría en mis esferas de toma de decisión. La gente clave en el Vaticano ahora parece pensar de modo similar.” 
Con esto, Mäder se refiere tal vez a los comentarios del Papa Francisco con respecto a no juzgar a los homosexuales ni perseguirlos, pues “si ellos aceptan al Señor de buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlos?”.
"Leer libros perjudica seriamente la salud"
Según su gobierno, leer impide ser felices porque llena de angustia; al leer, los hombres comienzan a pensar, analizan y cuestionan su vida y la realidad que los rodea. El objetivo del gobierno es impedir que los ciudadanos tengan acceso a los libros, pues vela por que los ciudadanos sean felices, que no cuestionen sus acciones y rindan en sus labores. 
Los abogados hollywoodenses de la Universal querían que no se quemaran los libros de Faulkner, Sartre, Proust, Genet, Salinger, Audiberti...: "Limítese a los libros que pertenezcan al dominio público", dicen por temor a eventuales procesos. Eso sería absurdo. He consultado a un abogado de Londres que afirma: "Ningún problema. Tiene usted todo el derecho de citar todos los títulos y autores que quiera". Habrá tantas citas en Farenheit 451 como en los once films de Godard juntos... Sólo hoy me he dado cuenta de que es imposible dejar caer los libros fuera de cuadro en esta película. Debo acompañar su caída hasta el suelo. Los libros son aquí personajes, y cortar su trayecto equivale a dejar fuera de cuadro la cabeza de un actor. Notaba que algunos planos de la película eran malos desde el principio y ahora comprendo que era a causa de esto.
François Truffaut

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