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5/5/21

"viejos" enemigos 💬 #windtalkers

En la naturaleza no puede decirse con derecho que nada es de uno o de otro y por ello todos tienen la potestad de reclamarlo para sí.
Sodoma y Gomorra, volumen cuarto de En busca del tiempo perdido, abre un período nuevo dentro de la obra proustiana. Mientras espera en el patio de la duquesa de Guermantes, observando la polinización de sus orquídeas, el narrador observa en secreto el encuentro sexual entre dos hombres, el barón de Charlus y Jupien, una escena representada según las leyes de un arte oculto.
Con esta escena comienza una meditación profunda sobre la sexualidad y el deseo, alimentada por la atracción que el narrador siente por la bella Albertine. Una representación de la sexualidad sobre la que Samuel Beckett escribió: «Las flores y plantas no poseen voluntad. Son descaradas, exponen sus genitales. Y así, en cierto sentido, son los hombres y mujeres de Proust... Descarados». «Enciclopedia del corazón y del lenguaje, En busca del tiempo perdido no es sólo el más grande tratado sobre las pasiones humanas escrito en el siglo XX; es también una novela que utiliza de manera genial la cuarta dimensión, el tiempo, para definir a los personajes.»
aao hum sab pahan le aaine,
sare dekhenge apna hi chehra,
sabko sare haseen lagenge yahaan.
La libertad, la verdadera, la íntegra, aquella que amamos y por la que vivimos y morimos, constituye el mundo directa e inmediatamente. La multiplicidad no está mediatizada por el derecho, sino por el proceso constitutivo: y la constitución de la libertad es siempre revolucionaria. Entendiendo que todas las cosas son determinadas por la naturaleza a ser como son, podemos alcanzar la tranquilidad racional que mejor aporta a nuestra felicidad, y nos libera de ser conducidos por nuestras pasiones.
El derecho de cada uno se extiende hasta donde alcanza su poder. Y como es una ley general de la naturaleza que cada cosa se esfuerce por mantenerse en su estado, sin tener en cuenta sino su propia conservación, se sigue que... cada individuo tiene el derecho absoluto de conservarse, esto es, de vivir y actuar según es determinado por su naturaleza.
En el estado natural, cada individuo es autónomo mientras puede evitar ser oprimido por otro, y es inútil que uno solo pretenda evitarlos a todos. De donde se sigue que, en la medida en que el derecho humano natural de cada individuo se determina por su poder y es el de uno solo, no es derecho alguno; consiste en una opinión más que en una realidad, puesto que su garantía de éxito es nula.
— Espartaco: ¿Cómo te llamas? 
— Graba: Mi nombre no te importa, ni a mi el tuyo tampoco. 
— Espartaco: Era una pregunta de amigo 
— Graba: Los gladiadores no tenemos amigos.
Podemos salir un día a la arena y tendré que matarte.
Conviene recordar que cada persona, haciendo uso de su libertad, es capaz de ir más allá de las circunstancias sociales. Por ello, lo ideal es que los adultos mayores tengamos un protagonismo mas importante en el seno de esta sociedad.
¿Porqué se sigue pensando en las brujas como en esos seres viejos y depravados?
Las cazas de brujas todavía ocurren en la actualidad. El proceso más generalizado actualmente es la acusación y asesinato masivo de mujeres ancianas acusadas de practicar la brujería en Tanzania. Entre 500 y 1000 personas, en su mayoría mujeres, son asesinadas, quemadas vivas o mutiladas tras ser acusadas de ser brujas cada año en ese país.
Cuando se produce una señal, como en una comunicación, siempre hay un fondo de ruido, una distorsión. Conviene no confundirlos, separar bien la sensación del ruido. Porque el ruido es externo, es mirar hacia afuera y eso no somos nosotros, así no nos conoceremos, así no seremos nunca. Somos un cúmulo de emociones y de sensaciones en sucesión que se miran a sí mismas y se dan un nombre. Ahí decidimos ser nosotros o ser el ruido. Porque si no conocemos nuestras emociones, quiénes somos, qué nos queda..
Algunos intentan llenarnos el espacio de ruido, de un ruido muy intencionado. Otras veces simplemente nos confundimos con el ruido ambiente. No sé, yo no sé como se sintoniza correctamente. Aún estoy en el camino. Pero hoy he escrito un título absurdo en este blog. Hace años me contaron, y lo hizo un caballero francés, que a Proust le traían ratas enjauladas y que él se entretenía pinchándolas con largas agujas hasta que morían entre chillidos horribles, siendo estos chillidos para el novelista motivo de placer. Naturalmente, no me lo creí por considerarlo incompatible con el autor de la saga de El tiempo perdido, y recobrado, con el niño que amaba tiernamente a su madre, con el adulto a quien el aroma de una magdalena embebida en tisana, despertaba los más bellos recuerdos de su infancia. ¿Cómo podía aceptar semejante aberración? Bueno, pues hace poco he leído que el affaire de las ratas no parece ser una leyenda inventada por sus enemigos, sino que es cierta aunque con algunas variantes; según parece, Proust frecuentaba un burdel en el que exigía le llevaran jaulas con ratas hambrientas a las que por medio de las famosas agujas eran azuzadas a luchar entre ellas hasta la muerte, coincidiendo el resto con lo que me explicaron.
Atormentar a quien sea, persona o animal, para lograr el propio disfrute, es sencillamente espantoso y no hay excusa que valga para justificarlo; lo que no cabe en la cabeza es que quien lo ponga en práctica sea una persona amable, bien educada, bondadosa, sensible hasta rayar lo enfermizo y de gustos selectos y refinados, a quien seducen perfumes embriagadores, la música clásica, manjares deliciosos, que llora ante una puesta de sol, que se extasía frente a los cuadros de una exposición.
RETOMANDO ESTAS PALABRAS DEL POST DE TXOMIN
–El deseo sexual no desaparece, aunque las funciones genitales disminuyan. Se puede llegar a un intenso orgasmo, aun sin eyaculación ni erección, y las limitaciones corporales se compensan con la imaginación y la fantasía. El sexo en la vejez muestra que en el deseo predomina la conciencia. Todo el cuerpo, y ya no sólo los órganos genitales, se erotiza y el acto sexual se vuelve más variado y polimorfo que el monótono coito. Se enriquece con juegos, imágenes y sensaciones; se afirman tendencias como el fetichismo y el voyeurismo, consideradas perversas por el prejuicio. En el capítulo I del libro de “Los reyes” del Antiguo Testamento hay una insólita página sobre el erotismo en la vejez. El rey David estaba viejo y aunque lo arropaban no podía sacarse el frío. Sus servidores le buscaron entonces a una hermosa doncella, que se acostó desnuda junto al rey, y fue el íntimo contacto de los cuerpos lo que hizo que el rey ya no tuviera frío. Entre sus muchas falsedades y maldades, algunos fragmentos de la Biblia pueden ser un espejo de la vida real, por cierto. Nadie duda, de hecho, de que siempre va a ser mejor un maromo que una bolsa de agua caliente.

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