Comodidad y aseo público, “La Víbora”,
6-8-1864
LAS VESPASIANAS EN LA HISTORIA
Artículo para “La marcha del camionero”
LAS VESPASIANAS O URINARIOS EN LA HISTORIA... Por Julio Films
¿Quién es el último?, dib. Escaler, “Fullaraca”,
siglo XIX
A las personas
homosexuales como minoría perseguida a través de los tiempos nos quedan
aún “tics”, costumbres y espacios de convivencia que son herencia de
esos tiempos peores sin duda que los actuales. Como los primitivos
cristianos eran perseguidos durante el Imperio Romano que tenían sus
señales y códigos secretos para reconocerse así como lugares de reunión
como las catacumbas, igualmente los homosexuales conservamos esos sitios
de reunión o cita de aires clandestinos, descampados, arrabales,
bosquecillos, edificios abandonados y sobretodo los urinarios como sitio
de cita y de ligue a través de los tiempos. ¿Cuantos
de nosotros nos hemos iniciado en esos lugares?, en concreto el
chupatintas que esto escribe recuerda sus primeros escarceos eróticos en
los waters u orinarios en la Barcelona del final del franquismo y la
Transición política en los años ’70 del siglo XX.
Urinario del Paseo de Recoletos, Madrid, “La
Actualidad”, 19-7-1913
Me
enteré de ello por la prensa, antes de probarlo. Había en aquellos años
un conocido periodista de la crónica de sucesos llamado Enrique Rubio
que bajo la condición de periodista sensacionalista de la crónica negra
catalana en diarios, revistas, radio y televisión, escondía la de ser un
homófobo de cuidado y un soplón o confidente de la policía franquista.
Urinario de la Rambla, Barcelona, “El Liberal”,
5-9-1904
En aquellos años en
toda la ciudad de Barcelona existían unos urinarios públicos siendo los
más frecuentados los de los subterráneos de las plazas de Cataluña y de
Urquinaona en el corazón de la ciudad, donde era un continúo el ir y
venir de los hombres de todas las edades en busca de contactos, lo que
dió pié al periodista al comentar irónicamente algún incidente por este
motivo de que los lavabos se parecían al trajín de un panal de abejas...
Pero
como aquello era una dictadura, por si alguien no lo quiere recordar,
los urinarios eran un campo minado para los homosexuales. Confidentes de
la policía que hacían el doblete ejerciendo de chorizos, atracadores y
chantagistas, así como también “grises” que se hacían pasar por lo que
no eran.
La
estrategia de esos “cazadores” de gays, siempre era la misma. Ligaban
con alguien: “tengo sitio muy cerca”, te engañaban acompañándote a una
casa, subías en el ascensor y cuando este se paraba, el chorizo se
sinceraba y te amenazaba que si no le dabas todo el dinero que llevabas
encima...te pasaría algo desagradable...
Con
la llegada de la democracia, esos chorizos y chantagistas se debieron
reciclar o cambiar de “oficio”, y la policía franquista se transformó en
“demócrata” de un día para otro. Y así estamos, aunque falta escribir
una historia del mal, impune, que hicieron todos aquellos desalmados...
Sobre este tema del
urinario y la homosexualidad existe muy poca bibliografía o sea libros y
artículos publicados en castellano y catalán es prácticamente
inexistente, por tanto acabaré este artículo o post citando la
traducción al francés de una obra publicada en inglés: “Le Commerce des
pissotières” (El comercio de los urinarios) editada en 2007.
Pero
de lo que voy a tratar en este texto es de los antiguos urinarios
públicos llamados “vespasianas” en recuerdo del emperador romano
Vespasiano del que tomaron su nombre.
Tito
Flavio Vespasiano (9 al 79 d. C.), fué el emperador fundador de la
dinastía Flavia, bajo su mandato se construyó el Anfiteatro Flavio
conocido como el Coliseo Romano. Ha pasado a la historia como uno de los
mandatarios que más acribilló a impuestos a los sufridos ciudadanos
romanos ideando uno sobre la orina, el “vectigal urinae”, la orina se
utilizaba en aquel entonces en la indústria de los curtidos.
La
historia nos cuenta como el hijo de Vespasiano, Tito Livio, al
reprocharle la creación de este impuesto, su padre le hizo oler un
puñado de denarios de oro, Tito le respondió que evidentemente no olían,
y Vespasiano le dijo que en efecto “pecunia non olet” (el dinero no
huele) aunque procediera del impuesto de la orina...
De
ahí que siglos después se bautizaran los urinarios como “vespasianas”.
Según datos publicados en el blog: www.barcelofilia.blogspot.com, las
vespasianas eran de diseño y fabricación francesa y llegaron a la
capital de Cataluña durante la primera década del siglo XX colocándose
en especial en las Ramblas, la plaza Universidad y Arco de Triunfo.
Como
podemos ver en alguno de los dibujos y fotos, las vespasianas
consistían en un gran artefacto metálico, una columna central poligonal
coronada por una cúpula que servía para colocar publicidad. Una pared
con marquesina con una sola abertura de entrada y salida rodeaba a la
columna y le hurtaba a la indiscreción de las miradas del exterior.
LA CIUDAD DE LAS BOMBAS
Chiste de Rojas, “El Liberal”, 15-9-1904
La agitación social
de finales del siglo XIX y principios del XX, la insostenible
explotación de la clase obrera industrial hicieron que la rábia
estallara con la colocación de bombas siendo su sitio favorito las
vespasianas en especial las más concurridas de las Ramblas de Barcelona.
Veamos como lo explicaba el diario “El Liberal” (5 set. 1904):
“Explosión de una bomba (...) Cuando mayor era la animación en las
Ramblas y más ajeno estaba el público del peligro que le amenazaba, en
la de San José, y en el arroyo, cerca del urinario que hay frente al
mercado, el guardia municipal(...) encontró a las siete y cuarto de ayer
tarde un tubo cilindrico de unos seis kilos de peso.(...)”. Los dos
dibujos de Rojas corresponden a ese día y al 15 de setiembre.
Las
bombas que a veces causaron muertos y heridos además de desperfectos
eran atribuidas al movimiento anarquista de gran vitalidad en la ciudad
condal, pero llegó un momento que la proliferación de artefactos
explosivos se hizo sospechosa..., y en 1907 el Ayuntamiento de la ciudad
y la Diputación decidieron contratar los servicios de un reputado
comisario de policía británico, Mr. Charles Arrow de la famosa Scotland
Yard.
Los
resultados de estas pesquisas no aclararon la enmarañada situación pero
la tesis sostenida por Arrow era que no todas las bombas eran de origen
anarquista, sino que también las ponían agentes de Madrid interesados
en desacreditar el movimiento regionalista catalán. La cerrazón e
inepcia de los desgobiernos de aquella monarquía “solucionaba” los
problemas a base de estacazo y tentetieso y sin diálogo como en la
terrible represión de la “Semana trágica”. Han pasado casi 110 años,
pero...
En
resumidas cuentas, las inocentes vespasianas pagaron el pato y las
explosiones del 22 de diciembre de 1906 y del 27 de junio de 1908
principalmente, instalados en la Rambla de las Flores, hicieron que se
desmantelaran definitivamente aquellos mingitorios (“La Vanguardia”, 5
jul. 1908). Años después unas ordenanzas municipales ordenaron que los
urinarios públicos estuvieran situados en locales subterráneos.
VESPASIANAS GAYSComo ya dije es
difícil encontrar en la prensa de aquellas épocas la otra connotación
que tenían las vespasianas de ligue homosexual. Una excepción es la
breve notícia aparecida en “El Liberal” (15 marzo 1907) referida a
Madrid y que transcribo aquí. En este suceso intervino José Millán
Astray (1879-1954), el fundador de la Legión y autor de la desafortunada
frase de “¡Muera la inteligencia!”.
UN ESTUDIO SOCIOLÓGICO
“Agresión a Millán Astray. Anoche a las nueve, salía de su casa el comisario general de policía Sr. Millán Astray.
Apenas había andado unos pasos, se le acercó un caballero advirtiéndole que en un urinario próximo había un soldado de caballería que llamaba la atención por sus gestos y ademanes inmorales.
Fué allí el Sr. Millán Astray y recriminó al soldado. Este, en vez de atender la amonestación, sacó un cuchillo y quiso agredir al comisario general.
El Sr. Millán Astray evitó el golpe y logró sujetar al soldado y auxiliado por un guardia lo condujo a la guardia del principal, donde dió cuenta de lo sucedido.
El soldado dijo que no formaba parte de la guarnición madrileña, sino que había ido a la corte para declarar en un consejo de guerra.”
Apenas había andado unos pasos, se le acercó un caballero advirtiéndole que en un urinario próximo había un soldado de caballería que llamaba la atención por sus gestos y ademanes inmorales.
Fué allí el Sr. Millán Astray y recriminó al soldado. Este, en vez de atender la amonestación, sacó un cuchillo y quiso agredir al comisario general.
El Sr. Millán Astray evitó el golpe y logró sujetar al soldado y auxiliado por un guardia lo condujo a la guardia del principal, donde dió cuenta de lo sucedido.
El soldado dijo que no formaba parte de la guarnición madrileña, sino que había ido a la corte para declarar en un consejo de guerra.”
El escritor francés
Jean Genet (véase mi artículo de hace meses en LA MARCHA DEL CAMIONERO),
ha sido uno de los pocos que sin falsos pudores ha evocado el ligue
homosexual en los urinarios. Así lo explicó en el “Diario del ladrón” ,
página 67:
“Las
que una de ellas llama las Carolinas fueron en procesión al solar de un
meadero destruido. Los rebeldes, cuando las revueltas de 1933,
arrancaron uno de los mingitorios más sucios, pero de los más queridos.
Estaba junto al puerto y el cuartel y era la orina caliente de millares
de soldados la que había corroído la chapa.(...)” Se refería Genet a su
estancia en la Barcelona de los años ’30 y posiblemente era una
vespasiana superviviente instalada cerca de las actuales Drassanes o
Atarazanas, entonces cuartel militar y ahora Museo Marítimo.
Genet volvió a evocar el ligue homosexual en los urinarios en su otra obra ,
esta llevada a la pantalla: “Querelle de Brest” situada entre los
ambientes portuarios y los morbosos marinos del gran puerto de Brest.
“Le sexe des pissotières” (El sexo de los
urinarios)
Francia, “Le Nouvel Observateur”, 28-7-2007
El tema se ha
convertido en un interesante estudio sociológico gracias a la obra
basada en encuestas del norteamericano Robert Allan Laud Humphreys
(1930-1988), profesor de sociología en el Claremont College (California)
y pastor de la Iglesia episcoliana.
La
obra traducida al francés y publicada en 2007 se titula “Le Commerce des pissotières” (El comercio de los urinarios) y se trata de un
profundo estudio desde los años ’60 de las costumbres y sitios de
encuentro homosexuales en Norteamerica, donde como en todos los países
de nuestro entorno los principales usuarios del ligue en los urinarios
además del homosexual soltero, viudo o divorciado, es también de
casados, padres de família, bisexuales, etc. Podeis consultar la web:Un abrazo virtual de Julio Films juliofilms.nil@gmail.com
4 comentarios:
Muy interesante!
Saludos desde www.malagasensual.blogspot.com
Me gusta
Buen articulo Julio, no tenia ni idea de las Vespasianas, aunque me parece excesivo el querer llevarlo todo al terreno Gay.
Ni los Griegos ni Romanos tenían
el sentido de la homosexualidad
tal y como se entiende hoy.
De todas formas en hora buena por
tu articulo.
Saludos Carlos.
Gracias a los dos por vuestros comentarios. Carlos, yo no digo que en la época de Roma los urinarios tuvieran una connotación homosexual sino que ya en el siglo XX sirvieron
para el ligue hasta la actualidad,aunque en cada época ha existido lo nuestro. Un saludo
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