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7/12/22

#nunismo 💬 #windtalkers

Mientras los martes por la tarde sean grises y nuestra apatía nos haga andar adormecidos. 
Mientras el otoño se vaya adornando con las primeras nieblas y la temperatura fluctúe entre los diez y los veinticinco grados centígrados. 
Mientras la patada de un adolescente destroce una papelera en el patio de una escuela infantil y las ramas de los árboles sean separadas de sus troncos para satisfacer esa sensación de incipiente hombría. 
Mientras los conductores braceen para saciar el ansia de aparentar su poder. 
Mientras no se respeten los cedas el paso, ni los peatones (esos autómatas sin exoesqueleto) esperen el verde esperanza de los semáforos. 
Mientras los ciclistas circulen por las aceras y los motoristas no disfruten de su paseo dominical por La Carrasqueta. 
Mientras haya una sola lata en el tapiz de grava de San Bartolomé y las botellas vacías se acumulen bajo los bancos del parque. 
Mientras un anciano escupa en la acera y, un poco más allá, un ciudadano no recoja las heces de su mascota. 
Mientras se hable a las espaldas. 
Mientras los niños sean crueles entre sí. 
Mientras sus padres no los eduquen y se quejen de que no tienen tiempo para ellos mismos, durante la comilona de los domingos. 
Mientras la gente lleve más tinta en los brazos que en el alma y sea, más que difícil, ver a alguien dibujando corazones con papel y lápiz. 
Mientras los modernos den grima.
Mientras nuestra prisa nos haga perder el tiempo y sea más importante el principio de un partido, que la vida del conejo que se cruza entre un Dacia Sandero y el pitido inicial. 
Mientras un cazador dispare a su perro. 
Mientras existan los límites mentales y sus odiosos procederes. 
Mientras se nos engañe mediante ofertas de libertad, pagadas con falta de ella. Mientras exista el rebaño y mientras existan los lobos. 
Mientras yo sea un lobo para ti, seguiremos encarcelando esa sensación de ira en nuestro pecho, mitad rabia y mitad melancolía, y tendremos ganas de llorar o de que, alguien, acepte batirse con nosotros en un estúpido duelo a muerte. 
Mientras, seguiremos inmóviles, con la esperanza de que algo cambie.
Entre otoños y baladas
Siempre me han atraído los otoños.
Quizá porque nací en octubre, un día 27 de un año de la década de los sesenta, el otoño ha tenido para mí algo de comienzo del ciclo anual, de restauración de la vida tras el paréntesis veraniego. En mi adolescencia era la vuelta a la rutina después del verano: era de nuevo el colegio, los amigos, la recuperación de los juegos y las costumbres del barrio, el retorno de la lluvia, de los primeros fríos, y era…. escribir y leer al amparo de la estufa de butano de mi casa familiar en la UVA de Hortaleza.
Después, en la frontera de la primera juventud, allá por los dieciocho o diecinueve años, el otoño me servía para fantasear con mis sueños de escritor en ciernes: la cachimba, un símbolo en el que se concentraba la insumisión y el encanto del intelectual antifascista, y la chaqueta y el pantalón de pana se dibujaban en el horizonte, cuando acababa septiembre como apacibles refugios de una labor que alimentábamos de quimeras que avanzaban, pese al ambiente cambiante y las resistencias de aquella transición, en la apagada realidad de la España de finales de los años setenta.
#NUNISMO ✊ BALADA DE OTOÑO
 ✊ @kolgarhe Buenos días followers...
¿Aquí un buen paquete, no? Pues RT  

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Alguno mañana por murcia o cartagena.yo joven buen mama dormir.

Anónimo dijo...

Mamador

Anónimo dijo...

Nadie por murcia que quiera una buena mama da?

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