CONTACTOS CAMIONEROS

Seguidores

19/3/24

anestesia sexual 💬 #windtalkers

Saludos de un amigo:
Torremolinos
LA ANESTESIA SEXUAL
Se trata de cómo se posiciona una mujer ante el deseo de la madre y cómo se relaciona con su padre a partir de este vínculo con la madre. Una reflexión preliminar: si usted desea lo que yo deseo yo desearé lo mismo que usted. El padre es presentado por la madre como un hombre insuficiente e insatisfactorio La llamaremos Matilde, tiene -cuando comienza el análisis- casi 30 años, vive con los padres, no tiene hermanos. Ella provee la mayor parte del dinero para la manutención de todos y ha comprado la casa donde viven. Es una profesional independiente que vive de su profesión. Su síntoma principal es una frigidez absoluta y viene a análisis movida por la angustia que le genera este síntoma, “No sé qué es tener un orgasmo, ni siquiera me puedo tocar”. Presenta, además, enormes dificultades para tener una relación de pareja que le dure. Al iniciar el análisis acababa de sufrir la ruptura de una relación con un joven a quien ella quería mucho “... me dejó de un día para el otro, no lo podía creer “. Es el hecho desencadenante que la mueve a consultar para iniciar un análisis. Al poco tiempo reinicia una relación con un antiguo novio, que en su oportunidad también la había dejado. Se presenta ante sus padres como si fuera virgen. Si tiene que pasar una noche fuera de su casa, se ve obligada a ocultar sus razones. Si se trata de pasar la noche con un hombre; “... mis padres no quieren que tenga relaciones sexuales antes del matrimonio” Cómo se hace para seguir amándose oponiéndose al deseo del Otro con el que se ha identificado. Sí su deseo es deseo de su madre, cómo desear para sí lo que la madre no desea para ella, cuestión infantil constituyente de un sujeto que cuando no se resuelve podrá tener plena vigencia en la adultez. Se ama si cumple las expectativas de sus padres, especialmente su madre. Pero el deseo que la podría llevar a otra posición existe, pero oculto por la represión, por esto viene a análisis.
DEMISEXUALIDAD
Los demisexuales difícilmente han tenido una relación sexual de una noche surgida en una discoteca. No encuentran a alguien atractivo desde el punto de vista sexual hasta que no lo hacen antes en el plano sentimental. Así lo explica Demisexuality Resource Center, web que recopila los conceptos básicos de esta orientación casi desconocida para muchos y de la que apenas se habla en España.
"Desde que inicié mi vida sexual, sabía que algo era diferente. Constantemente pensaba que quizá estaba pasando por un bajo nivel hormonal y mi propósito permanente era poder decirle al ginecólogo: cúreme, no siento deseo sexual como todas mis amigas, así que debo estar mal", explica a Verne Elena, cineasta y emprendedora treintañera que no encontraba un término para definir lo que le ocurría.
Sin embargo, cuenta, "sí que había experimentado la atracción sexual explosivacon tres parejas anteriormente. Entonces, ¿qué estaba pasando?". Elena descubrió el término demisexual a través de uno de los vídeos de YouTube de la activista LGBT y economista colombiana Ophelia Pastrana. Encontró primero preguntas y luego muchas respuestas. Se identificó con las explicaciones que se daban en él, que nunca le habían ofrecido antes.
Amen hermanos 😘 pic.twitter.com/ETonwkh65p
— Caballero Virgo (@Cristhian_Troy) septiembre 3, 2015
— GrandpasAndSeniors (@OlderMenLoveXXX) June 10, 2017
Besada en un Burger King contra la expulsión de una pareja el pasado domingo
LOS SIN SEXO
Son los últimos y sufridos habitantes del armario. Los llamados asexuales, entre el 1 y el 3% de la población mundial según los expertos, no sufren ninguna enfermedad ni trastorno psicológico alguno, simplemente carecen de deseo por el otro. Son los ciudadanos más paradógicos de una sociedad en la que el sexo es medio y fin para casi todo.
Heterosexuales, bisexuales, gais, lesbianas, transexuales… ¿Por qué choca a la sociedad el hecho de que ciertas personas declaren no tener impulsos sexuales? Ellos reclaman su derecho a vivir y relacionarse tan solo románticamente. 
El 1,05% de la población es asexual, es decir 70 millones de personas en el mundo, de las que 470.000 serían de nacionalidad española. El porcentaje lo desveló Anthony Bogaert en su artículo The Journal of Sex Research (2004), tras investigar el comportamiento de 18.000 británicos. Estos datos los contrastó, y reafirma, en su nuevo libro Entendiendo la asexualidad (Ed. Rowman & Littlefield Publishers). En nuestro país, 2.500 de ellos están inscritos en la web de AVEN (Asexual Visibility and Education Network), en la que hay más de 60.000 miembros repartidos por los cinco continentes. Hoy, de 12 a 20 horas, muchos de ellos se han citado para patinar por Barcelona y más tarde participar de la cabalgata del Pride 2013. Es la primera manifestación que realizan en España y que sigue a las celebradas en Francia, Inglaterra, Irlanda, Argentina o Colombia los dos últimos años.
Esta organización la fundó David Jay en 2001 como plataforma online con la que dar visibilidad a personas como él. «Ser asexual es como ser un ateo en la Biblia. A la gente le cuesta trabajo admitir la idea de que exista ausencia de deseo sexual. Yo no me callo, puedo hablar de sexo con mis amigos, pero el acto sexual no me interesa», explica.
 En los tres millones de mensajes escritos en los foros de AVEN se habla, en su mayoría, de la falta de comprensión por parte de la sociedad. Su coordinadora de prensa e investigación, Johanna Villamil, considera que las personas con su identidad están llevando a cabo «la primera revolución sexual del siglo XXI». Y nos lo justifica de esta forma: «El mundo está hecho para que vivamos según unas instrucciones; y si algunos nos las saltamos, perturba al resto. Lo que me parece extraño es que jóvenes o personas con una mentalidad moderna intenten que todos vivamos con las mismas recetas con la que vivieron mis abuelos. Si a nadie le sorprende la evolución de la ciencia, ¿por qué les sorprende la evolución de las relaciones humanas? El no tener impulsos sexuales nunca se plantea como opción, y es lo que no entendemos».
Luis Álvarez Munárriz, catedrático de Antropología Social de la Universidad de Murcia y autor del artículo La identidad asexual, comparte esta opinión. «La asexualidad atenta contra nuestros pilares culturales. De hecho, la ropa unisex refleja y explica la asexualidad, porque destruye roles establecidos».
Hasta 2007 la comunidad científica incluía a los asexuales como «personas que padecían deseo sexual hipoactivo o inhibido». «Aquel año logramos una excepción, que no se considerara como enfermos a aquellos que nunca hemos sentido deseo sexual en nuestra vida», recuerda Villamil, en referencia a la anterior edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, que en el apartado de trastorno sexual incluía su orientación.
“La demisexualidad es la falta de atracción sexual por personas con las que no se posee una fuerte conexión emocional. Se encuentra a medio camino entre la asexualidad y cualquier orientación sexual ordinaria, dado que, a pesar de que el sujeto no siente atracción sexual por la mayor parte de las personas con las que tiene contacto, es capaz de sentir deseo sexual por la persona de la que está enamorada, por lo que puede mantener relaciones sexuales y tener una vida sexual activa”.
Después de interiorizarme en el tema y saber que además de gays, lesbianas, bisexuales y heterosexuales hay otra especie en el excitante mundo de los besos apasionados, caricias dulces y lamidas a mansalva, llamé a mi colegaa y le dije: -Estoy orgulloso de ser demisexual; y ambos reímos a carcajadas. 
No sólo porque soy algo que no sabía, sino porque al final tiene razón mi abuela: todos los días se aprende algo nuevo.
En España, Lucía Lietsi, autora del blog Diarios de asexualidad, ha publicado en formato digital su autobiografía Diario de una asexual (Bubok). Pero el gran éxito narrativo es L’Envie (Robert Laffont), de la editora de moda francesa Sophie Fontanel, que ha vendido más de 150.000 ejemplares. «Me han llamado frígida, anormal, reprimida... Todo por llevar a cabo la mayor insubordinación de nuestro tiempo: vivir sin sexo».

No hay comentarios:

VISITANTES EN RED