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22/8/21

fotos como en las telenovelas 💬 #windtalkers

Una fotonovela es lo que vendría a ser un cómic, pero con fotografías en vez de dibujos. Es decir, se narra una historia, generalmente con toque romántico o de intriga, o con ambos a la vez, a través de fotografías en las que salen los distintos personajes haciendo sus cosas. No hay que confundir las fotonovelas ‘puras’ con las fotonovelas ‘impuras’, que son aquellas hechas a base de capturas de los capítulos de una telenovela cualquiera, que se cuentan por cientos en internet. Las fotonovelas ‘puras’ se hacen con su guión, para ser contadas generalmente en una quincena o veintena de capítulos, y con sus actores o modelos, según se les quiera llamar, que posan ante la cámara. Luego, por ordenador, se incluyen los textos que permiten al lector seguir la historia (acotaciones, diálogos…). 
Hace unos días, buscando otra cosa, me encontré con una carpeta en la que guardaba, cuidadosamente, en fundas de plástico, algunas de las muchísimas fotonovelas que hasta 2008  la revista “Telenovela” ofrecía a sus lectores. Fotonovelas que en los últimos años venían de Italia, uno de los principales países productores de este tipo de historias desde los años 70, si bien ahora es un género que está un poco de capa caída. Lo mismo podría predicarse de México, otra cuna de este género. En la carpeta me encontré con unas veinte fotonovelas.
Todas arrancaban con una especie de ‘portada’, en la que se presentaba al guionista, a los intérpretes y sus personajes, al fotógrafo y al director, además de una pequeñísima sinopsis para enganchar a la gente. 
Como podéis ver por la ‘portada’ de “Hasta el último beso”, el equipo de trabajo solía ser bastante reducido y eran historias que se realizaban rápido (leía preparando este artículo, en una web, que solían tardar como mucho dos semanas). Y por supuesto, con un presupuesto bastante ajustado. Nada de superproducciones. No tenían más pretensión que entretener a sus posibles lectores. Y la cumplían con creces. La verdad es que no entiendo cómo, hoy por hoy, con las técnicas que hay de fotografía y edición, no resurge este género, que seguiría encajando perfectamente en revistas como “Telenovela”, que renunció a él a cambio de “Los rostros de las telenovelas”. Una decisión en parte comprensible, ya que “Los rostros…” es una sección sin coste, a diferencia de las fotonovelas, por las que había que apoquinar para hacer frente a los derechos de propiedad intelectual y, luego, pagar a alguien para que tradujese y editase las fotografías incluyendo diálogos, acotaciones, resúmenes y demás ya traducidos. Coste tanto económico como de tiempo, como se puede ver. En lo personal, creo que esto, como todo es cuestión de moda, y que el tiempo dirá si las fotonovelas (o algo parecido) vuelve a producirse como antes. Hasta entonces, siempre nos quedará internet. Os dejo un enlace a una página en la que, desde 2011, se suben fotonovelas, tanto mexicanas como italianas, de todos los tiempos, por si queréis echarle un vistazo.
¿Quién recuerda a Iván?
Con el nombre de Juan Carlos Ramos Vaquero lo tenía difícil para triunfar así que mucho mejor como Iván. Gran parte de su éxito se lo debe al gran Joaquín Luqui y a Toni Genil (sí, sí, has leído bien) que apostaron por él desde el primer momento. Bueno eso y los siete millones de pelas que se gastaron en la promo de su primer disco, todo un pastón en aquella época. Lo de la pajita en la boca no tiene precio.
Por supuesto que lo consiguió a la primera, su single debut ‘Sin amor‘ sonó en todas partes y las niñas volvían a suspirar por este rubiales. 
En 1984 tuvo otro pelotazo con el tema ‘Fotonovela‘ y con ‘Baila‘ que fue la banda sonora de la Vuelta ciclista a España 1985. Tras eso se piró a vivir a Australia, a Miami y a Los Angeles, donde reside actualmente sin que hayamos vuelto a tener noticias de él. 
Mucha atención porque se rumoreaba que podría volver.
Y de aquel cantante "sultana de las foto-novelas" a el SULTÁN de la telenovela turca...
La telenovela creada por la empresa TIMS Productions pone énfasis en la relación amorosa de Suleimán —el décimo sultán del Imperio Otomano— con la ucraniana Hürem, que de sirvienta del harem pasó a ser la sultana más influyente del imperio en su tiempo. Se trata de una historia real, con personajes que vivieron en esa época y que influenciaron las decisiones más importantes para el mundo. Para mí es muy importante, pues me llevó a conocer cuestiones que ignoraba y que son cruciales para la comprensión del Occidente.

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