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6/12/20

moon river 💬 #windtalkers


Si alguien tiene una solución para los problemas de este colega veleño que padece el síndrome de Huckleberry Finn, que nos lo diga al correo: retrovisor@live.com
No hemos nacido para cumplir deberes, de niños tan sólo queríamos disfrutar. En algún momento de la infancia nuestros padres nos hicieron sentir valiosos, aceptados o queridos por cumplir ciertas normas. Ahí empieza a forjarse nuestro sentido del deber: “debo portarme bien, debo obedecer”. El castigo principal que recibe un niño que no cumple con el deber es la mirada de decepción o enfado de sus padres; una mirada que nos transmite que no hacemos lo adecuado y esto no es malo porque tenemos que aprender a vivir en una sociedad con normas.
Las bandas juveniles se forman primero para decidir luego sus objetivos, como les sucede al gracioso Huckleberry Finn y al romántico Tom Sawyer en la obra de Mark Twain, pero esta eterna añoranza de este tipo de hermandad hace que a estas personas (Huck) les sea muy difícil integrarse al completo en la sociedad.
Hay personas que no han tenido realmente unas figuras paternas presentes en su desarrollo. Así le sucedió a nuestro colega en su río véleño  y nos recuerda al personaje que fuera amigo inseparable de aventuras y desventuras de Tom Sawyer en aquel río Misisipi que hicieron mítico con sus andanzas.
Hay un síndrome que que adopta el nombre del personaje literario creado por Mark Twain, compañero inseparable de Tom Sawyer y que protagonizó “Las aventuras de Huckleberry Finn” (1885).
Así es como define su modo de ser este colega que comparte sus aventuras en el área de descanso que se encuentra entre los campings del final del Paseo Marítimo de Torre del Mar y la desembocadura  del Río Vélez.
joquenoche55@gmail.com 
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