Los Cerralbos A5

¿Donde parar y pasar un rato guapo antes de llegar a Madrid?
Pues puedes parar por el centro comercial Madrid Xanadú, tienes varias gasolineras que te pillan  en el camino una justo antes, otra en el mismo centro comercial y otra después.
Pero lo mejor es el poligono Valdefuentes, es bastante más discreto. Está justo en la salida después del centro comercial, si sigues la via de servicio, creo recordad que el cartel de trafico lo anuncia como Móstoles oeste y el poligono, pero pertenece a Arroyomolinos.
Entras por esa salida, y llegas a una primera rotonda grande. Por la avenida de la Unión Europea vas bordeando el polígono, que siempre va quedando a tu izquierda. Una segunda rotonda casi inmediatamente después de la primera, con una Repsol  a tu izquierda, sigues hasta una tercera rotonda y ahora coges la Calle Carpinteros, a la izquierda. Sigues toda esa calle de frente y por alli ya podrias encontrar sitio para aparcar, ahora la calle cambia de nombre pero es la misma, calle Valdearenal norte, en cuesta, y arriba de la cuesta  ves una rotonda más. Si lo prefieres, tiras de frente, y  todo eso que ves ahora es lla Avenida del Progreso, que también está muy bien, con un parquecillo y un carril bici, yo voy a pasear mucho por allí. 

Avísame si vienes por aquí, así me da tiempo a ducharme y a afeitarme antes.   Pasaremos un rato agradable y te doy un masaje en los hombros que te va a venir bien para el viaje seguro, amigo.
Que tengas buen trayecto. 
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CASA ABANDONADA EN LA SALIDA DEL KM 90 DE LA A5 
(sentido Madrid)
40.015411,-4.545998

Acabo de leer un relato que se desarrolla en el restaurante abandonado de Los Cerralbos, en la A-5, y no puedo resistirme a contaros lo que me pasó allá hará cuatro o cinco años. En aquellos días yo vivía en Talavera y no tenía ni idea de lo que allí se cocía; pero un conocido me contó una historia no sé si cierta o no, sobre que el local abandonado había sido un puticlub con un dueño que entendía y que, desde que lo dejaron a su suerte, se había convertido en el punto de encuentro de cancaneo de toda la provincia, así que una mañana que no tenía nada que hacer me acerqué hasta allí. Primero estuve una media hora sin que nadie apareciese, aunque por los restos hallados en el suelo y por las pintadas en las paredes se veía que allí había movimiento. Como os digo, al cabo de una media hora se presentó una furgoneta y se bajó un tío de unos cuarenta y cinco años muy morboso. Se me ha olvidado decir que era verano y hacía bastante calor. El tío en cuestión llevaba una camisa roja de cuadros, unos bermudas muy cortitos y unas sandalias; se dirigió al interior de las ruinas y permaneció allí unos cinco minutos. Yo no sabía qué hacer, así que me bajé del coche y rodeé el edificio por el exterior. Por una de las ventanas vi que el tío se estaba sobando el paquete y, cuando me vio, se bajó rápidamente los bermudas y empezó a pajearse. En aquellos momentos yo ya estaba cachondísimo, así que me acerqué hasta él y comencé a sobársela con todas mis ganas. Luego le desabroché la camisa, comí sus tetillas y el tío se retorcía de gusto mientras me tocaba la polla a través del pantalón; después se la mamé con ganas, puesto que tenía una polla muy bonita, con un gran capullo y unas venas muy salientes. Me arrodillé y comencé a chuparle los dedos de los pies, que salían a través de sus sandalias. Tengo que reconocer que me vuelve loco hacer una buena comida de pies, y al tío le gustaba mucho, o al menos no hacía más que gemir de placer mientras mi lengua iba lamiendo uno a uno sus bonitos dedos y con mis manos continuaba pajeándole y tocándole bien el culo. Tras un rato se puso con el culo en pompa, se apoyó sobre una pared, sacó un preservativo y me pidió que lo enculase, a lo cual accedí gustoso. Antes de penetrarle, ya con el preservativo puesto, me la chupó con tantas ganas que formó un charco en el suelo de toda la saliva que expulsó. Se la metí hasta el fondo y el tío gritaba de gusto (tuve miedo por si había alguien, o por si venía la guardia civil, que tengo entendido que se pasa por allí muy a menudo; pero afortunadamente no pasó nada de eso). Finalmente saqué mi polla de su culo, me quité el preservativo y, pajeándonos mutuamente, nos corrimos con un gustazo como hacía mucho que no sentía. Nos despedimos y yo me quedé un rato más en la zona, lo justo para ver cómo dos tíos se lo estaban montando allí mismo, detrás de un arbusto. Ni que decir tiene que volví otras veces, siendo la mejor una en la que, en una tarde, me tiré a un trajeado, a un segurata y a un camionero portugués, pero eso ya os lo contaré en otra ocasión.

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 El mejor momento del día

La hora en que el Amo regresa a su casa;  es para su perro el mejor momento del día.