Uno de mis sueños, todavía sin cumplir, es lamer desnudo y a cuatro patas, una rueda de #camión salpicada de meada de #camionero, con un grupo de #camioneros grabándome.
Mi skype Beltran Quiros... +34 661905640.
Me muevo por esta zona:
Je suis une personne ouverte d'esprit je suis une personne qui dit ce qu'il pense , je suis franc, je ne supporte pas l'injustice, l'intolérance, le racisme.
Carlos Cuarteroni Fernández...
Como capitán de la Marina Mercante y Sutil de Filipinas, mandó las fragatas de la Carrera de Manila Buen Suceso y Bella Vascongada hasta 1842, año en que tras dejar el mando de esta última, compró una goleta que bautizó con el nombre de Mártires de Tonkín, con la que se dedicó a la pesca de perlas. En 1842, por suerte o perseverancia cerca de la isla de Labuán, encontró un buque inglés hundido portador de un inmenso tesoro. Posteriormente, fueron las navegaciones y exploraciones bordeando las costas de la isla de Borneo, y archipiélagos circundantes, las que lo pusieron al corriente del sufrimiento de los filipinos esclavizados por los piratas moro-malayos. Sensibilizado ante el sufrimiento de los esclavos, tomó el hábito de los trinitarios y se dedicó a la liberación de cautivos. Al mando de su goleta, se presentaba en los puertos más peligrosos y, tras pagar sus correspondientes rescates, los devolvía a su lugar de origen; la mayoría de ellos procedían de las islas Filipinas.
En 1849 viajó a Roma y se ordenó sacerdote de manos del papa Pío IX dentro de la Congregación de Propaganda Fide, a la que presentó un elaborado proyecto para la creación de nuevas misiones católicas en Labuán y noroeste de Borneo. Nombrado más tarde prefecto apostólico, en 1857, tomó posesión de las misiones, creadas a su instancia, con los correspondientes permisos del sultán de Brunei y el gobernador inglés de Labuán. Si bien al principio las relaciones con dichos dignatarios eran cordiales, posteriormente los recelos creados por el nacimiento de un pueblo al cobijo de la misión (Nuestra Señora de Belén), dieron lugar a un cambio radical, sobre todo por parte del gobernador de Labuán, receloso de que dicho pueblo supusiera un obstáculo para la creciente expansión inglesa en el noroeste de Borneo.
En 1883 vio la luz la obra por la que sería mundialmente recordado, Sandokan, una novela basada en un personaje real, el famoso aventurero español Carlos Cuarteroni Fernández. Sandokan se convirtió en un ciclo de novelas con títulos tan conocidos como el El tigre de Malasia o Los tigres de Mompracem.
Antes de hacerse literalmente el haraquiri abriéndose el vientre y el cuello con un cuchillo, el creador de Sandokán y el Corsario Negro , con cuyas exóticas aventuras en los mares del Sur y el Caribe nutrió la imaginación de legiones de jóvenes, dejó varias y explícitas cartas de suicidio, una de ellas dirigida a sus editores: "A vosotros, que os habéis enriquecido con mi piel, manteniéndome a mí y a mi familia en una continua semimiseria o aún peor, solo os pido que en compensación por las ganancias que os he proporcionado os ocupéis de los gastos de mi funeral. Me despido de vosotros rompiendo la pluma". El 21 de agosto, se cumplirán 157 años del nacimiento de Emilio Salgari (Verona, 1862--Turín, 1911), que, como sus héroes de ficción, "era antiburgués, anticolonialista, antireligioso, políticamente incorrecto", estaba "turbado por sentimientos de venganza y de revancha y sentía la necesidad de luchar contra las injusticias, propias o ajenas, de las que se sentía víctima".
El ayudó a "generaciones enteras de lectores a afrontar la relación entre arte y vida, entre máscara y rostro, entre lo que somos y lo que querríamos ser: siempre jóvenes, heroicos y enamorados", como sus legendarios piratas, opina el crítico y escritor Ernesto Ferrero (Turín, 1938), autor de la documentada y veraz novela biográfica "El último viaje del capitán Salgari" (Atico de los libros), finalista del Campiello 2011, donde ahonda en la vida y personalidad del "desgraciado" novelista, como el propio autor decía sentirse en su carta de adiós a sus cuatro hijos.
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